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domingo, 20 de noviembre de 2011

Reflexión: ¡La mentira!

En una ocasión me encontraba estudiando para unos exámenes finales. El clima era muy frío; finales de un inverno duro. Tenia mucha hambre, pero no quería salir. Finalmente me arme de valor y me fui a comprar mi despensa. Entre ellas, varias sopas instantáneas de Corea del Sur. Yo me encontraba en China, así que estas famosas sopas eran un producto exportado por lo que su precio era mas alto. No me importo y decidí comprar un paquete que contenía 6 sopas instantáneas. Realmente con un sabor inigualable. Cuando me percate había gastado mas de lo considerado, incluso parte de un dinero que mi hermano me había prestado.

Al llegar a casa prend
í mi computadora e hice una llamada telefónica a México para platicar con mi familia (como es habitual todos los días). Me contesto mi hermano y entonces nos pusimos a platicar muy contentos. Pero algo estaba mal, mi conciencia me pesaba y sentía la necesidad de decirle que el dinero que el me había prestado para un caso de urgencia lo había ocupado en parte para comprar solo un simple y excesivo gusto (que no era obviamente ningún caso de urgencia). Entonces pasó lo esperado, me preguntó que cómo estábamos de gastos, y sin tartamudear me dijo - hermano, si necesitaras mas dinero, permiteme saberlo. No quiero que pases por apuros.- en ese momento me sentí conmovido por sus palabras. Pero aun así le dije que estaba bien y agregué - ¿Sabes?, mi amigo de Corea del Sur me ha enviado un paquete de sopas instantáneas porque el sabe que me gustan-. Con una sonrisa me dijo - ¡orales! que buen detalle de su parte.

Al termino de la conversación, me fui a dormir pensando: ¿qué he dicho?, ¿cuántas otras veces he mentido en mi vida?, ¿a qué otras personas les he mentido?, y ¿por qué lo he hecho cuando ellas han confiado en mi palabra?. Mi mente giro en torno a estas preguntas. No podía sacármelas de la cabeza, as
í que decidí tomar al toro por los cuernos y me dí a la tarea de responderlas, una por una hasta conocer en parte su respuesta.

Al d
ía siguiente me desperté, creo que en cierta forma bendecido y muy contento. Había respondido parcialmente a las preguntas. Solo me quedaba algo mas, un saco enorme de mentiras cargando a mi espalda. En ese momento cambie de perspectiva y armado de valor (sabiendo que no era nada grave el hecho de las sopas), me decidí llamar a mi hermano nuevamente y contarle lo sucedido, diciéndole que había tomado parte del dinero para comprar las sopas y que me había desfalcado un poco, pero que me encontraba bien, que no se preocupara. Mi hermano un poco molesto por la mentira, pero al mismo tiempo un poco desconcertado me dijo: - No tengas cuidado, se me hizo un poco raro lo de las sopas pero como te llevas muy bien con él creí que era cierto. Cuida tu dinero y no lo mal gastes porque me preocupas-. Después de decirme eso, cerro la conversación y cambiamos de platica.

¿Cuál es el aprendizaje obtenido?

Esta experiencia me dejó un gran aprendizaje en mi vida. No importa que tan grande o pequeña sea una mentira, si es buena o mala. Finalmente siempre ser
á una mentira. Cuando estaba pensando en ellas me puse a meditar que no era la mentira propiamente dicha lo que importaba sino la acción, la falta de consideración, el respeto hacia la otra persona que confía ciegamente en ti y sobre todo el valor a ti mismo.

Cuando mientes y vuelves a mentir suceden dos cosas importantes. (1) la mentira siempre trae m
ás mentiras, y por ende se hace mas grande y cuando te das cuenta ya no puedes controlarla, y (2) las mentiras se acumulan, una sobre otra, y al voltear a ver a tu pasado tienes un costal gigante de mentiras, tanto que no se puede ver claramente, solo visiones falsas del propio corazón y cosas sin provecho.

Una mentira no es para quien le mientes. La mentira es para ti mismo porque ocultas tu propia verdad. Viviendo un momento que no es real; palabras, halagos, e incluso felicidad que no te corresponde. Cuando te cansas de todo eso y buscas la verdadera felicidad entonces empieza lo interesante: un estudio de nosotros mismos. ¿Cómo hacemos esto? viendo nuestro pasado, comprendiendo quienes somos realmente, viendo nuestras virtudes y nuestros defectos, estudiando nuestros momentos felices y tristes, etc. ¿Qué pasa si mentimos? simplemente nos perdemos en esta búsqueda de la felicidad. ¿Qué quiere decir esto? que al estudiar nuestro pasado todo es muy extraño, una espesa nube de mentiras nos rodea, misma que nos hace sentirnos pequeñitos. No sabemos donde estamos, no sabemos para donde vamos. Y lo peor es que muchas veces nos pesa reconocerlas. Incluso llegamos a persistir y persuadir a nuestra propia mente para que prevalezca dicha mentira porque si la quitamos entonces nos quedará un gran vacío. Pero esto último solo nos debilita y nos hace ser como cualquier hombre. Nos confunde de entre la verdad y por ende nos hace sentirnos inútiles. Aprend
í que las mentiras pesan, desequilibran nuestra vida, y extravían a nuestro corazón.

¿Qué tan difícil es decir la verdad? muchas veces enorme, principalmente cuando tenemos algún familiar gravemente enfermo; pero otras veces es muy fácil sin embargo nosotros lo complicamos. En ocasiones el decir la verdad es muy fácil, pero es aburrida y no da un sentido de emoción o excitación
, así que optamos por mentir; a esta mentira pequeñita y "piadosa" le sigue otra, y otra, y otra. Cuando vemos ya no es nuestra historia, si no la de casi un super héroe, un personaje mitológico o un ser mágico salido de los cuentos de hadas. Por otro lado, también están las verdades que muchas veces suenan increíbles y son difíciles de contar pero contrario a la otra aquí mentimos para hacerla mas coherente y que no nos tomen a locos. Considero que en este último caso, si algo suena extraordinario o es difícil de creer lo mejor es ser sabios, callar y guardarla en secreto sino sabemos como contarla.

Una mentira pequeña es igual de poderosa y perjudicial que una mentira grande. La diferencia es el tiempo para su ejecución. Como un virus que infecta nuestro organismo y poco a poco lo va afectando
. Una mentira puede traer injusticia, discordias, deshonra, arrebatos de ira, traición, celos, calumnias, odio, envidia, enojo, etc. Es mejor decir la verdad pero teniendo criterio y buscando ser justo. Que la verdad prevalezca.

Lo que humildemente aconsejo es pensar siempre en lo que vamos a decir tanto como sea necesario. Recordar que los frutos al decir la verdad ser
án: la justicia, la tranquilidad y la seguridad en nuestra vida y en nuestros corazones. No solo por el bien a los demás, sino también por el bien de uno mismo. Y lo mas importante es meditar siempre en los preceptos que Dios nos ha dado. Por que de sus preceptos recibiremos entendimiento.

Autor: Mauricio Aranda Solares

Quita de mí el camino de la mentira, Y en Tu bondad concédeme Tu ley. Salmos 119:28-30

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